martes, 6 de junio de 2017

Me enamoré de un demonio

¿Sabes que me hieres cuando me miras de reojo
mientras abrazas a esa otra persona?
Siento que me ves como la mosca
que revolotea molestamente a tu alrededor...

Tu sonrisa maldita me hizo por un momento pensar
que tal vez sentías lo mismo que yo siento por ti...
Me pregunto si algún día me escribirás y dirás
porqué me seguiste tanto tiempo para luego desestimarme
Dejándome a la deriva en el océano de la confusion.


Envenenaste mi corazón con un frío beso
Dejando que descendiera a la locura por la que nunca debí cruzar...
Me gustaría que algún día me vieras como una mariposa
Y que el desprecio se transformase en amor.


Me perdí entre mis pensamientos retorcidos
Soñando que la vida me estaba favoreciendo
No entiendo cómo puedes llegar a ser tan cruel
Con este ser miserable que está locamente enamorado de ti.


jueves, 23 de febrero de 2017

La última Primavera de Noa

Relato basado en la obra "La lucha del vampiro", escrito por Berithan


Sonaban las campanas de un duelo anticipado,

Los recuerdos revivían como si fuese un evento de ayer:

Su padre había recolectado la sangre más tierna y fresca para su hija, llegando a cometer crímenes para obtenerla, en un intento desesperado de mantenerla aún con vida, pero tras la última dosis, Noa había roto el frasco de un manotazo.

"Ya no quiero más, papá..."-

Su madre lo había comprendido hace tiempo, pero su padre no. Se aferraba a que los últimos análisis mostraran algún signo de mejoría tras las transfusiones.

No podía dejar a su hija partir y continuaba inyectándole vida aún en contra de su voluntad.

Desde el último otoño, la piel rosada se había tornado gris, sus ojeras se fueron profundizando y la respiración ahora era un ejercicio agotador. Las ampollas de su piel habían empezado a deformar su rostro desde inicios de invierno y ahora, en el primer día de primavera, su cara era irreconocible ante otros que no fueran sus padres.

Ya estaba por amanecer y los padres estaban ansiosos. Esperaban en el cuarto de Noa la llegada del doctor con los resultados de los exámenes.

Hija, el doctor nos dijo que venía en camino con tus resultados. Si los resultados son buenos, tal vez podamos salir esta primavera a pasear por el Jardín. Las flores que plantó tu tía Magdalena están cada día más hermosas... Me gustaría que las pudieses ver.- Esbosó la madre una sonrisa nostálgica, junto a unos ojos suplicantes de esperanza.

Sí... También me gustaría verlas.-

Escucharon los pasos de la sirvienta que pronto entró al cuarto y anuncia que el doctor había llegado con los resultados.

Hágalo pasar - Dijo el padre

Traigo los resultados de los últimos análisis de Noa, me gustaría conversar con ustedes en privado.- Dijo el doctor con un rostro sereno y poco alentador.

Tras la salida de los padres del cuarto, Noa comenzó a reír de una manera compulsiva... Sabía que llamar a sus padres a un lugar privado no era buena señal, sentía en su cuerpo que la energía se agotaba y en el fondo de su corazón, sabía que la Porfiria no tiene cura.

¡Lo sabía!

En el estado de euforia y cansada de la oscuridad, recordó que estaba amaneciendo y, decidió darse un último gusto...

Corrió las sábanas que la cubrían y con esfuerzo logró ponerse de pie.

Se tambaleó y logró afirmarse de una silla, logrando la suficiente estabilidad como para seguir caminando afirmándose contra la pared del cuarto.

Noa comenzó lentamente a caminar hacia la ventana, que se encontraba cubierta con una cortina gruesa y oscura de color gris.

Con la escasa energía que tenía en sus brazos, logró mover una parte de la cortina y al abrir la ventana, pudo ver el sol asomarse ante sus ojos.

La ventana de su cuarto daba vista hacia un jardín de rosas y claveles que adornaban un pequeño sendero que guiaba hasta una fuente de agua con  una escultura hecha de piedra que parecía una mujer joven sosteniendo a un bebé.


"Mamá tenía razón, las flores de tía Magdalena son hermosas..."-

Tras decir esto, Noa toma una gran bocanada de aire fresco, trata de mantener ese viento helado varios segundos entre sus pulmones, queriendo retener en su memoria este momento, para finalmente expulsarlo y desplomarse.

Había conseguido llegar a la meta... El primer día de Primavera.