miércoles, 24 de septiembre de 2008

Amén


Su imaginación dispersa como granos de arroz en el suelo
El sudor oxida las cadenas de su piel
Y la ropa cubre la vergüenza de ser objeto
de una bestia asquerosa que le perturba los sueños.

Hay un severo daño al orgullo de la gorgona
impregnada por un carcelero infiel
Que abre su jaula, pero no la deja salir a jugar
para que ella le suplique que le libere de la amargura eterna

Odia a la bestia y la vez, quiere ser la bestia
¿Cuánto soportará ser castigada por la curiosidad
de buscar algo de arte donde no hay más que lujuria?
Mientras que la vergüenza se burla de ella.

Es una monja que le gustaría ser puta por una noche
No porque esté en celo, sino por desentrañar lo prohibido
bajo los mantos de una beata creyente
Que reza a los padres nuestros...

Su mente cerrada se abre como una flor
Pero su cuerpo se mantiene inmóvil
tiene deseos de que le besen el cuello
sólo para sentirse por un breve instante... mujer.

1 comentario:

La Guera Rodríguez dijo...

Intenso...

como toda TU...!


has escuchado eso de que " el hábito no hace al monje"?
pues muy aplicable a tu texto ;-)

Bajo la piel todos somos iguales...por encima nos vestimos de beatas o putas, pero sentimos igual...nomas que hay algunas mas hipocritas jejeje...