domingo, 1 de noviembre de 2009

María Iribarne

"¿Alguna vez te haz enamorado, de alguien que no te correspondió?, eso no te impidió dejarlo de amar o ser capaz de entenderlo o, bien, perdonarlo...
Sólo era otra niña desubicada, era sólo un alma perdida...
Y tenía esa voz que... bueno... temerosa...
Era como si pudiera tomar todo el mal y toda la ira del mundo y con sólo una palabra elevarlos al cielo y yo... le ayude... y le prometí que siempre estaría ahí, para protegerla..."
Hocico - Ecos

Recuerdo alguna vez que me enamoré de una mujer cuyo nombre era María. Yo era un chiquillo ingenuo, que cayó fácilmente en su juego asqueroso.

Cuando le ofrecía salir, ella aceptaba, con la condición de que no le tomase de las manos. Sonría en todo el paseo sin mirarme, pero si observaba a todos los demás que cruzaran miradas con ella coquetamente, como mostrando sus enormes ganas de rehuirme y lanzarse a los brazos de otro... Pero yo me negaba a creer lo que veía en ese momento, y le atribuía esas sonrisas a la alegría de estar conmigo.

A veces hacíamos el amor, y mientras lo hacíamos, miraba a través de mí, más concentrada en las manchitas que se podían observar en el techo... Como si estuviese fuera de su cuerpo, lejos de mí, susurrando suavemente algunas palabras incomprensibles para mis oídos, pero me parecía escucharle algo similar a un "te amo"...

Una vez la descubrí jalando cocaína en su cuarto... Intenté quitarle el polvillo, pero ella reaccionó agresivamente, dándome una cachetada y sacándome de la habitación... No volví a inmiscuirme en sus vicios.

Un día, quería ver el atardecer en un terreno baldío, donde se podían observar las olas del mar chocar con la costa y sus rocas, según ella. Mientras observábamos como oscurecía en silencio, ella en un momento se giró hacia mí y me dijo "Necesito que me des dinero...". Y, pensando, que estaba dándole una muestra de mi amor, le ayudé...

Al día siguiente nos íbamos a reunir en una plaza, pero nunca llegó... La llamé a su teléfono celular muchas veces, sin recibir respuesta...
Desesperado, decidí dirigirme a su departamento, pero no me atreví a entrar, pues escuché gemidos de sexo tras la puerta y la voz de un hombre mayor.

Había pasado mucho tiempo tras lo que había sucedido, hasta que la volví a ver por última vez. Era una flor marchita, cubierta con harapos negros y el pelo mal tomado. Ojerosa, raquítica, vieja... Intentó esbozarme una sonrisa y me volvió a pedir dinero. Aunque intenté evitarlo con todas mis fuerzas, mis brazos, de forma instintiva, la abrazaron. Tras lo cual, le volví a dar algo de dinero.
Contenta, me dio la espalda y se alejó....

Simplemente, no me atreví a encarar la verdad y preferí vivir bajo una hermosa mentira.... Ahora, puedo comenzar a despreciarme y aborrecerla, con lágrimas en los ojos a pesar de odiarla y con la inseguridad de si todavía permanece viva.

4 comentarios:

sadkiel_luge-stolzes dijo...

Hola, hace mucho que no dibago por estos lugares... emm, solo decir que me escribes encanta lo que escribes y aprovechar de dejarte algo que escribí hoy si no te importa, no es algo así como lo que tu escribes pero en fin...

.- Aun me encuentro en este tedioso lugar, este rincon en donde el payaso perdio gracia alguna, en donde tu mente no puede afectarme y tus poderes de mentalista barato se desvanecen.

Bienvenido ami rincón, a mi esquina de cordura...

Serás bien recibido al exponer tus intenciones, tus deceos y tus pasado de aventuras...

Te invito a mi morada, a mi pequeño espacio, mi jaula de cristal. Quiero que me quites los arapos, las mentiras de mi piel. Quiero que quites éste vil traje de escarlata que está asfxiando mis anhelos.

Te reto a que te atrevas a cruzar el portal que conduce a mi guarida. Aquí no hay margenes sociales, no hay deveres, ni mucho menos patrones de conducta, aquí solo hay posibilidades infinitas y un viento que corre de Sur a Norte, para que puedas por fin sentirte en libertad.

Tenemos para ofrecerte: Una taza de café, 2/4 de dulzuray una tostadas con miel, pero que no se diga al salir de aquí, que fuíste mal atendido, te ofrecemos 1/4 de amor y deceos bien cumplidos...

Unknown dijo...

Y esa inseguridad de saber si está viva o no, de saber si está bien o mal, es como un parásito que vive dentro de nosotros, oculto en alguna víscera y que cada cierto tiempo encuentra un camino hacia la piel, y con dolor nos hace conscientes de que quizás nunca debimos habernos apartado. Que quizás aún hay algo ahí...
He sentido eso. Hay que aprender a ignorar a ese parásito.
Un beso y abrazo, Mirtha.

La Guera Rodríguez dijo...

Hola preciosa!!
donde te habias metido que ya se te extrañaba tanto...??!!

Me gusta lo que escribes, y trato de descifrarlos sin mucho acierto, pero la busqueda de interpretaciones me parece sumamente interesante...

Espero que el proximo año, todo marche mucho mejor para Ti y que no nos abandones tanto tiempo sin tus letras...

Besos!

Solei Dantés dijo...

escribes muy apasionadamente
me agradas